Mientras el arte contemporáneo a menudo celebra lo nuevo, lo disruptivo y lo pulido, el wabi-sabi propone una belleza radicalmente distinta: la que habita en la imperfección, la sencillez y el paso del tiempo. ¿Qué significa trabajar desde este enfoque hoy?
En un mundo saturado de imágenes perfectas y acabados brillantes, el wabi-sabi irrumpe como una corriente contracultural profundamente poética. En el arte contemporáneo, esta filosofía japonesa no solo es estética: es una forma de mirar, de hacer y de sentir.
Las obras wabi-sabi se construyen desde lo imperfecto, lo modesto, lo efímero. Superficies desgastadas, materiales crudos, trazos espontáneos, silencios visuales. En este enfoque, el error no se oculta: se convierte en protagonista. Las galerías que apuestan por este lenguaje están explorando nuevas formas de emocionar, de detener el ritmo y de devolver el arte a una dimensión más íntima y humana.
¿Es posible conmover con una grieta? El wabi-sabi responde que sí, y lo demuestra en cada obra que respira autenticidad.
