Horizonte Erosionado
Una superficie beige, serena y silenciosa, sirve de base para un estallido de textura azul vibrante que habita el borde superior como si fuera un cielo corroído por el tiempo o una ola detenida en su impulso. El contraste entre lo plano y lo áspero, entre lo neutro y lo intenso, evoca una tensión sutil pero persistente.
Lejos de la simetría o el acabado pulido, esta obra honra el accidente, la materia y el vacío. La estética wabi-sabi se revela en la vibración imperfecta de la textura, en su carácter efímero, y en la calma que emerge al observarla sin exigirle sentido. Es una pieza que no narra, sino que deja sentir.

