¿Puede una grieta contar una historia? ¿Puede un trapo viejo ser sublime? En el arte wabi-sabi, los materiales envejecidos y simples cargan una poética profunda.
En muchas disciplinas artísticas actuales, el material es un medio para alcanzar una forma. En el wabi-sabi, el material es el mensaje. Maderas agrietadas, telas gastadas, metales oxidados: todo lo que revela el paso del tiempo se convierte en símbolo. No se trata de restaurar lo viejo, sino de comprender su dignidad.
Para las galerías contemporáneas, esta es una vía de curaduría que propone una narrativa alternativa: el arte que no oculta el desgaste, sino que lo abraza como testimonio. Las obras dialogan con el tiempo, con el error, con la biografía de los objetos.
Donde otros ven ruina, el wabi-sabi ve verdad. Y esa verdad tiene un valor estético profundamente actual.
